➥ 𝘾hapter 𝙁𝙤𝙪𝙧⁾⁾ 🌙
🏹 ⁺ ᰍ̠. ¡Cuidado! El siguiente capítulo contiene delicados, si eres muy ansioso/a o muy sensibles, se le recomienda no leer el capitulo. - ❀ - ﹙ ♥︎ ﹚ Recuerda de que si has pasado esto, no dudes en contárselo a alguien de confianza! Ya sea, adultos o amigos. Lo siguiente todo es ficticio, NADA ES REAL.
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── Oh, pero cariño... si me dejas, me suicidare... yo te amo... por favor, no le cuentes a nadie de esto ─ Dijo la joven de tez morena, con una voz fingida en tristeza ─
[ ... ]
Me había quedado profundamente dormido, sumido en un sueño que se desplegaba con una complejidad de emociones que iban desde lo extraño hasta lo encantador, pasando por lo triste y lo alegre. Mientras yacía en la cama, mi mente parecía atrapada en una maraña de sentimientos que no deseaba enfrentar. Aunque estaba en el reino de los sueños, sentía una inquietud creciente, una sensación de incomodidad y temor que me mantenía en un estado de desasosiego.
El sueño giraba en torno a mi antigua relación, y al principio se presentaba como un cálido refugio de recuerdos felices. Vi cómo se desplegaban ante mí imágenes de momentos compartidos con ella. Recuerdo con claridad esos instantes en los que nos reíamos juntos mientras disfrutábamos de un helado en una tarde soleada. La primera cita, llena de nervios y emoción, era un recuerdo que parecía brillar con una luz dorada. El primer beso, tierno y lleno de promesas, se presentaba como un momento mágico que había marcado el comienzo de algo especial. También aparecían recuerdos de cuando tomamos la decisión de comprar un departamento juntos, un hito significativo en nuestra relación. En esos momentos, sentía una calidez y una conexión que parecían llenar el vacío de mi corazón. Las imágenes eran tan vívidas que casi podía oír el eco de nuestras risas y sentir el abrazo de esos días felices. Cada recuerdo se entrelazaba con otros momentos dulces, formando una especie de tapiz de nuestra historia compartida.
Pero de apoco esa sensación de calidez comenzó a desvanecerse, empecé a recordar los aspectos más oscuros de nuestra relación, aquellos momentos que había intentado enterrar en lo más profundo de mi memoria. Las burlas crueles sobre mi cuerpo, esos comentarios despectivos que me herían más allá de las palabras. Cada abuso, cada acto de desdén y maltrato que había soportado durante esa relación se hacía más presente, como fantasmas que regresaban a atormentarme. La imagen de ella, que al principio había sido una fuente de alegría y amor, se transformaba en un tormento emocional. Cada lágrima que había derramado debido a sus manipulaciones y su capacidad para jugar con mis emociones volvía a aparecer, marcando mi corazón con un dolor profundo. Recorría mi mente cada maldita palabra que había salido de su boca, esas frases hirientes que, aunque al principio intenté ignorar, comenzaban a afectar profundamente. Cada insulto, cada menosprecio, cada manipulación que me había hecho sentir pequeño y desvalorizado, ahora me golpeaba con una intensidad que no podía ignorar. Lo peor de todo era que, a pesar de todo el daño que me había hecho, todavía sentía una parte de mí que la amaba. Me encontré atrapado en una paradoja emocional, aferrado a un amor que había sido ensuciado por el maltrato y la manipulación.
Seguí soñando con cosas terribles. De repente, escuché la voz de Sabrina. Parecía preocupada, así que abrí los ojos y la vi agitándome suavemente, con sus ojos llenos de preocupación. Al parecer, había estado llorando mientras dormía, lo que claramente le había inquietado. Terminé de despertarme por completo, y me limpié las lágrimas. Sabrina me abrazaba con fuerza, mientras me acariciaba la espalda en un intento de consolarme.
─── ¿Qué pasó? — preguntó Sabrina, sin soltarme—.
─── Nada, nada... solo una pesadilla, perdón por precouparte, Sabri...— Respondí, esbozando una pequeña sonrisa —
─── ¿Estás seguro? No es común que llores por sueños. ¿Quieres contarme qué soñaste? —Sabrina se apartó ligeramente para mirarme de frente —
La miré a los ojos y negué con la cabeza. No quería revivir ese sueño. Solo recordarlo me hacía sentir nauseas, y aquel olor a jazmines volvía a mi mente, el perfume que le había comprado con los últimos ahorros. Me levanté y fui al baño, cerrando la puerta tras de mí. Frente al espejo, mi rostro estaba hinchado y mis ojos, cristalinos. No me gustaba verme así. Abrí el grifo y me lavé la cara con agua fría, intentando calmarme y volver a la normalidad.
Cuando me miré de nuevo en el espejo, escuché la voz de Sabrina detrás de la puerta. Mi rostro ya se había desinflamado. Suspiré y abrí la puerta. Necesitaba empezar bien el día, no así.
─── Oye... —Sabrina pronunció mi nombre suavemente, antes de acercarse de nuevo y abrazarme—
─── ¿Podemos ir a un café? No quiero estar encerrado ahora — Dije, mientras le devolvía el abrazo con fuerza —
Sabrina asintió y, tras soltarme, caminó hacia el perchero, tomando una sudadera.
─── Cámbiate con calma, te espero en el comedor. Si necesitas algo, avísame, ¿sí?
─── Gracias — Respondí antes de irme a mi habitación para cambiarme y prepararme para ir a la cafetería —
Me cambié rápido, poniéndome la ropa más cómoda que encontré: unos jeans gastados y una sudadera que me quedaba grande, una de esas prendas que te hace sentir un poco protegido del mundo. Aún sentía esa opresión en el pecho, como si algo estuviera atascado justo debajo de mis costillas, pero el simple hecho de pensar en salir y tomar un café me daba un pequeño alivio. Sabía que no me curaría de inmediato, pero el aire fresco, la rutina de salir, quizás podrían ayudarme a calmar el caos en mi mente. Sabrina siempre sabía cómo tranquilizarme sin hacerme sentir presionado. Por eso, por tantas cosas, le estaba agradecido.
Cuando salí al comedor, la encontré sentada en una de las sillas, inclinada sobre su teléfono. Sus dedos deslizaban la pantalla con suavidad, pero cuando me oyó entrar, levantó la mirada y me dedicó una sonrisa, esa sonrisa pequeña y tranquila que siempre me daba cuando sabía que no estaba bien pero no quería insistir. Esa sonrisa era como un recordatorio silencioso: "Estoy aquí, lo que necesites". Me reconfortaba, me daba la seguridad de que, aunque no hablara de lo que me pasaba, ella seguía ahí.
─── ¿Listo? — Preguntó con voz tranquila, aunque su tono llevaba una ligera sombra de preocupación ─
─── Sí, vamos — Le respondí mientras me ponía una chaqueta ligera. No hacía tanto frío, pero el peso de la chaqueta me hacía sentir un poco más contenido, como si así pudiera mantener todo lo que sentía en su lugar, al menos por un rato más ─
Salimos de la casa y el aire fresco de la mañana me golpeó la cara. Respiré hondo. El sol apenas comenzaba a asomarse entre las nubes, lanzando rayos débiles de luz que se desparramaban por las calles aún medio desiertas. Caminamos en silencio al principio, y aunque normalmente me hubiera sentido incómodo por no hablar, esta vez agradecí el espacio que Sabrina me daba. Era como un descanso necesario, un respiro en medio del torbellino de pensamientos que me agobiaban.
El eco de nuestros pasos resonaba en el pavimento húmedo de la mañana. El olor a tierra mojada se mezclaba con los débiles sonidos de la ciudad despertando. Me concentré en esos pequeños detalles: el murmullo distante de los autos, el piar de algunos pájaros, el viento frío que hacía que las hojas se arremolinaran en las esquinas. Todo lo que me ayudara a despejar la cabeza.
─── ¿Seguro que estás bien? — Sabrina rompió el silencio, su voz apenas un murmullo entre el ruido de fondo ─
No respondí de inmediato. Lo último que quería era preocuparla más de lo que ya lo había hecho. Sabrina siempre había sido mi roca, y aunque sabía que no me juzgaría, me costaba compartir lo que pasaba por mi cabeza. Por eso, solo asentí levemente.
Llegamos finalmente a la cafetería de siempre, ese pequeño lugar acogedor en la esquina que se había convertido en nuestro refugio. Las paredes, de ladrillos a la vista, estaban decoradas con cuadros antiguos y estanterías llenas de libros que nadie leía. Había algo tranquilizador en ese ambiente, en el sonido constante de la máquina de café, en las conversaciones bajas de las pocas personas que se encontraban ahí a esa hora.
Sabrina pidió dos cafés, como siempre hacía, sabiendo que yo no tenía la cabeza para decidir nada en ese momento. Mientras ella hablaba con el barista, me dejé caer en una de las sillas al fondo, cerca de la ventana. Me quedé mirando hacia afuera, observando el ir y venir de la gente, intentando concentrarme en cualquier cosa que no fuera el caos en mi mente.
Cuando Sabrina volvió con las tazas de café, las dejó suavemente en la mesa y se sentó frente a mí. Me miró con esa mezcla de comprensión y paciencia que siempre lograba desarmarme.
─── Sé que no quieres hablar de lo que soñaste — dijo mientras revolvía su café —. Pero si en algún momento necesitas soltarlo, ya sabes que estoy aquí, ¿no?
Su tono era suave, sin presión. Solo quería recordarme que no estaba solo en esto. Y por eso le estaba agradecido, porque sabía cuándo callar y cuándo hablar, cuándo quedarse y cuándo darme espacio. Tomé la taza entre las manos, dejando que el calor del café se transmitiera a mis dedos fríos. Me centré en ese pequeño calor, en cómo me ayudaba a centrarme un poco en el presente.
─── Gracias, Sabri — le dije, con una pequeña sonrisa que no alcanzó a llegar a mis ojos. Ella lo notó, pero no insistió ─
Asintió, tomando un sorbo de su café. Nos quedamos en silencio por un buen rato. Pero no era un silencio incómodo, era de esos silencios que te permiten procesar, que te dan el espacio necesario para entender lo que sientes.
El café estaba caliente, su amargor me anclaba al presente, a este momento, alejando, aunque fuera solo por un rato, las sombras que aún rondaban en mi mente. Afuera, la gente seguía con su rutina diaria, completamente ajena a lo que ocurría en mi interior. Los autos pasaban, las personas caminaban apresuradas, y yo me sentía como si estuviera en una burbuja junto a Sabrina, en un pequeño refugio temporal del caos que era el mundo.
─── Sabes — Dije después de un rato, sin mirarla ── A veces siento que las cosas no van a mejorar. Como si estuviera atrapado en este ciclo sin fin.
Sabrina me miró, pero no dijo nada de inmediato. Sabía que estaba buscando las palabras correctas, como siempre hacía.
─── Lo sé. Y es normal que te sientas así a veces. Pero las cosas siempre cambian, aunque sea poco a poco.. — Me miró a los ojos por un momento, intentando asegurarse de que sus palabras realmente me llegaran ── Y mientras estés dispuesto a seguir adelante, vas a poder salir de esto.
Quería creerle. Quería pensar que eventualmente este dolor, este peso constante en mi pecho, desaparecería. Pero era difícil. Cada vez que creía haberlo superado, algo volvía y me arrastraba de nuevo al abismo.
Tomé otro sorbo de café, intentando concentrarme en lo que me decía. Sabrina siempre había sido más optimista que yo, siempre veía la luz al final del túnel, incluso cuando yo solo veía oscuridad.
─── Gracias — murmuré otra vez. No sabía qué más decir. Sabía que sus palabras eran sinceras, pero también sabía que nadie podía arreglar lo que estaba roto en mí ─
─── No tienes que agradecerme — respondió ella, con una pequeña sonrisa. Era su forma de decirme que estaba bien, que no necesitaba justificarme por estar así ─
Pasamos un buen rato más en la cafetería, el tiempo deslizándose lentamente, como si el mundo hubiera decidido darnos una pausa. Sabrina hablaba de cosas triviales, de su día, de una película que había visto, todo para distraerme de mis pensamientos, y funcionaba, al menos por un rato. Yo asentía, hacía preguntas, intentando mantenerme presente en la conversación, aunque mi mente de vez en cuando se escapaba a lugares más oscuros.
Finalmente, cuando los cafés ya estaban fríos y la mañana había avanzado, Sabrina sugirió que volviéramos a casa. Caminamos de regreso en silencio, el viento frío acariciando nuestros rostros, y aunque no todo estaba bien, por primera vez en días, sentí que podía respirar un poco mejor.
Y
a era medio día, Sabrina y yo estábamos jugando algunos videojuegos, como GTA 4, Minecraft, juegos famosos por asi decirlo. No habíamos tocado nuevamente el tema, pero, aun me sentía frío o incluso incómodo. De vez en cuando mi mente quedaba en blanco y Sabrina debía llamarme para no quedarme quieto.
── Uhmm.. ─ Sabrina queria hablarme, pero no tenia las palabras correctas para decirlas ─
── ¿Te acuerdas de Kaira Brown? ─ Quede en silencio algunos segundos ──
── ¿Tu ex novia? ¿Sucedió algo? ─ Ella quedo en silencio, esperando ─
── Sí, pero a la vez no.. ─ Me agarre las manos, moviendolas ─
── ¿Entonces?
Sus ojos se encontraron con los mios, buscando una respuesta
── Bien, soñé con ella, soñé las cosas que pase con ella.. y me da.. nauseas, ¡O no lo se! Pero se sintió como lo que sucedió, me parece.. que siento miedo, no quiero volver a pasar eso.. ─ Desvíe la mirada, observaba un mueble con una planta ─
Derrepente sentí unas manos cálidas agarrando las mías, antes de que me abrazara, Sabrina me abrazo como pudo. Decía unas palabras tranquilzadoras, me sentía seguro..
Sabrina me sostuvo en sus brazos con fuerza, pero de una manera delicada, como si temiera romperme. Mi respiración temblaba, y por más que intentara, no podía apartar las imágenes de mi cabeza.
── No tienes que volver a eso nunca más ─ susurró Sabrina en mi oído ─ Estoy aquí, y no voy a permitir que nada de eso te haga daño otra vez.
Quise creerle, quería tanto aferrarme a esas palabras, pero una parte de mí seguía congelada en ese pasado. Cerré los ojos con fuerza, tratando de empujar los recuerdos lejos, pero cuanto más lo intentaba, más vívidos se volvían. Sabrina se alejó un poco, lo suficiente para mirarme a los ojos.
── Tranquilo, ¿si? .. no volvera a pasarte nunca mas, te lo prometo ─ Sabrina dijo con una pequeña sonrisa ─
Le devolví la sonrisa, antes de volverla a abrazar.
[ ... ]
Realmente fuiste un cobarde, y lo sabes...
🃏⠀ֵ⠀Creator is talking...⠀❜⠀⠀ﹳ⠀♡
⠀ׅ ♡⠀࣪ ⸺ ¡AHHHH! Pensé que lo había publicado jaja, un despiste mio. ׅ ࣪ 𝅄 Bueno, espero que hayan disfrutado este pasado oscuro, aunque me quede sin ideas del siguiente capítulo, tratare de traerlo.
¿Les gustaría que les traiga una Playlist de este libro?
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